Este post va a ser cortito, pero tiene sustancia para mí. El caso es, que por primera vez, sin influencias del alcohol, el cuerpo me ha fallado. Como mente que soy, o que me siento, me siento traicionado por el resto de mi cuerpo. Me ha dicho que no, que no podía más, que me fuera de paseo yo y mi carrera, pero que él se iba a dejar llevar e iba a pasar de mis órdenes.
Hoy tenía una entrega parcial de proyectos. Hace días que lo voy trabajando, pero ayer estuve todo el día comiéndome el tarro intensamente para conseguir una solución al problema planteado en el enunciado del ejercicio. Sesenta viviendas y doscientas plazas de párquing en una antigua colonia industrial del Llobregat. Cuando la tarde empezaba a dar paso a la noche, me vino la iluminación y empecé a plasmar todas mis ideas mediante líneas, polilíneas y tramas de autocad. Así estuve hasta las cinco de la madrugada, cuando la vagancia me pudo y decidí dormir dos horas, hasta las siete.
Me levanto a las siete como si hubieran pasado mil años, desayuno, enciendo el ordenador y prosigo. Tengo los ojos muy cansados y necesito apoyar la cabeza entre mis brazos sobre el escritorio unas cuantas veces. Manteniendo la vista sobre la pantalla, mi cabeza empieza a flotar y a desestabilizarse. Todo empieza a dar vueltas. Por precaución decido dormir una hora más, hasta las nueve (la clase empezaba a las once y media, pero decido llegar allí a la una). Y me meto en la cama.